La exposición que Rijksmuseum inaugura el 10 de febrero de este año es la exposición más extensa que se haya organizado nunca de este pintor.

No sólo es una oportunidad fantástica para admirar obras de arte como La lechera o La chica de la perla en un mismo edificio, sino que se nos presenta la ocasión de descubrir más cosas del propio artista y de sus contemporáneos, así como de sus métodos, motivaciones e influencias.
En 1632 la ciudad de Delft vio nacer a Johannes Vermeer (†1675), un artista que combinaría el realismo de sus predecesores neerlandeses con el arte que en ese momento se hacía en Italia y Flandes creando espectaculares interpretaciones del mundo cotidiano. En una época de conflictos religiosos y políticos, Vermeer supo llamar la atención del espectador a través de sus obras y que éstas trascendieran su tiempo y maravillaran generaciones posteriores con su belleza eterna.
Vermeer, dominando la técnica pictórica del uso de la luz y el color y el ilusionismo, nos muestra y resalta la individualidad y el poder emocional de sus personajes.
Aunque no es muy conocido en vida, y aunque sólo se conservan unos 37 cuadros suyos, actualmente su obra es reconocida mundialmente y es considerado como uno de los mejores pintores del siglo XVII neerlandés.
Los principales personajes representados por este pintor son a menudo mujeres que se encuentran en una escenificación de interior y que transmiten una variedad de emociones que pueden ir desde la satisfacción y la alegría hasta la tristeza y el aburrimiento. La mayoría de sus cuadros evocan la emoción de un momento concreto, haciendo que el espectador deba buscar el contexto a un nivel más profundo. Su uso de la luz, que impregna incluso las áreas pintadas de oscuro y rodeadas de luz diurna que entra por las ventanas y/o puertas abiertas, simboliza un tipo de belleza y verdad que penetra en la red cotidiana de las relaciones personales.

El uso de pinceladas que llenan la tela de color, luz y rescoldo es una de las principales características de la técnica pictórica de Vermeer.
Nuestro pintor de Delft tenía una capacidad espectacular al hacer que cada uno de sus cuadros contara una historia excepcional. En su obra a menudo vemos actividades cotidianas como las que podemos ver en La lechera o La chica con el sombrero rojo, donde parece que estos personajes estén fantaseando. También esconde elementos sorpresa en sus cuadros que hacen que cada cuadro coja vida, como la carta del cuadro Mujer leyendo una carta o el mapa en el Arte de pintar. Domina pintar/capturar un momento específico en el tiempo, como si hubiera hecho una foto en ese preciso momento. Tal mismo tiempo es un maestro a la hora de utilizar objetos para contarnos una historia como el pan que tiene entre las manos Marta del cuadro llamado Jesucristo en casa de Marta y María, lo que hace que el cuadro tenga un significado simbólico.

Johannes Vermeer no sólo pintó escenas de interior de la vida cotidiana sino que también pintó paisajes detallados en los que a menudo se creaban enlaces visuales entre los interiores y los exteriores y que son un testamento de sus habilidades como pintor. Vermeer era muy detallista en el momento de hacer la elección de lo que quería representar, haciendo que su obra sea de una belleza espectacular pero también encantadora por aquel que la observa. En su época, el uso que hace de la luz para dar vida a sus cuadros es particularmente revolucionario, y sigue fascinando a los actuales espectadores de su obra. Utilizando la técnica de suavizar aquellos bordes que si no estarían muy presentes en una pintura como podrían ser los marcos de las ventanas, cortinas, el suelo y/o las esquinas hace que esta técnica destaque y pase a formar parte de aquellos elementos esenciales que se han convertido en uno de los rasgos característicos de Vermeer, haciendo que pueda combinar su profundo conocimiento de lo profundo.
La habilidad de Vermeer para crear temas universales que se encuentran conectados en tiempo y espacio es el centro de su singularidad y le ha situado como un artista visionario que con su obra desafía a los espectadores a buscar sutilizados y significados más profundos.
Hasta hace poco, la obra de Vermeer llamaba la atención por el simbolismo y el misterio que se evoca. Desde la década de 1960 el mundo del arte ha “descubierto” el nivel de destreza técnica que Vermeer alcanzó en su obra. Su estilo y técnica distintivos le han hecho destacar entre sus contemporáneos, posicionándolo como uno de los pintores más importantes del siglo XVII.
Quizás Vermeer no fue muy conocido en vida pero su destreza técnica y simbólica impactante de su obra le ha convertido en uno de los pintores neerlandeses más queridos de los últimos 400 años.



